Historia

Los restos de población más antiguos que conocemos se encuentran en las terrazas del río Sequillo, en cuyos asentamientos paleolíticos se han encontrado hachas de mano, raederas o  hendidores. En tiempo de los váceos, pueblo celta, la economía se basaba en el cultivo de cereales y la cría del ganado pero no conservamos vestigio alguno. Tras la conquista de los romanos, aparecen las “villas”, casas de campo con un  terreno, asignadas por Roma, con el fin de repoblar los terrenos que se habían ido conquistando. El asentamiento que encontramos en Belver forma parte del camino romano de Astorga a Zaragoza y del de Mérida a Zaragoza y se ubicaba en la actual carretera de Zamora, al lado del kilómetro 2, junto al río, en el llamado Pago del Ataúd. Allí se han encontrado fragmentos de cerámica asi como restos de ánforas, platos, jarrones, tejas planas y curvas, ladrillos, un fragmento de una columna, un alfiler de hueso y algunas monedas. Pero sin duda alguna, la pieza maestra de los hallazgos es una cabeza de mujer, de mármol descubierta en 1985, la única de ese tipo existente en toda la provincia. Aunque los restos de la época romana no son muy abundantes, sí son representativos de la presencia humana en dicho periodo.

Las primeras noticias escritas sobre Belver, las encontramos en el privilegio de Castañeda otorgado por el rey Ramiro II en el año 940. Sin embargo, el pueblo empezó a cobrar importancia a partir del 12 de febrero de 1140, fecha en que  Alfonso VII otorgó la concesión del mercado que hasta entonces se venía celebrando todos los miércoles en el vecino pueblo de  Bustillo del Oro; así, el monasterio de San Salvador empezó a cobrar los derechos de portazgo del nuevo mercado. A partir de 1208 los vasallos de Belver se erigieron en Concejo y  la actual población surgió en torno al Castillo y al monasterio de San Salvador.

Para más información al respecto, véanse las investigaciones realizadas por Charles-Mariano García Bermejo así como sus escritos sobre el Campo de Toro durante los siglos XII y XIII. Algunos sitios de interés son:

www.e-spania.revues.org/personne151.html?type=auteur

www.paris-sorbonne.fr/fr/spip.php?article3900

http://uptv.univ-poitiers.fr/web/index.php?action=intervenant&intervenant=1261

EL CASTILLO

Hacia 1208, Alfonso IX mandó edificar un castillo del que hizo donación al obispo D. MARTIN de la Catedral de Zamora en 1211. A los dos años exigió su devolución a cambio de la Villa de Campo (actual Villalcampo), reconociendo los grandes gastos que para su construcción y ampliación había hecho el cabildo. Además, en la concordia de 1214, se establecía la redención del tercio de los diezmos por diez y siete años, a fin de construir con ese dinero la cerca de la Villa de Zaide para defensa de sus moradores. Ésta realizó más tarde, a expensas del Concejo de Zamora, una cerca que terminó de construirse en 1231 y cuyos restos pueden verse hoy en día descendiendo desde el cerro.

En época posterior, el castillo sufrió una destrucción total, pudiéndose observar que ocupaba la meseta de lo alto desl cerro. La fortaleza que ocupa la parte central y más dominante del cerro estaba protegida por una trinchera y un foso y quedó aislada hacia el Norte y el Oeste gracias a un barranco profundo llamado “La Cañada”. Los remiendos formados con tapias de cal y canto que todavía se ven  en lo alto del reducto, datan de la época de Alfonso IX. Los personajes ilustres que habitaron el castillo fueron numerosos. Además de María de Molina, durante la minoría de Alfonso XI, el castillo perteneció al Infante Don Juan Manuel “El Tuerto”. Éste era tío del rey Alfonso XI quien, en varias ocasiones, tuvo que llamarle al orden por las conspiraciones y revueltas que traía en sus reinos. Cuando el Infante  Don Juan Manuel “El Tuerto” se hallaba en el castillo de Belver de los Montes Alfonso XI le mandó ir a Toro para preparar juntos la campaña contra los moros. El Infante llegó a dicha ciudad el 31 de Octubre de 1326 y al día siguiente fue asesinado con otros dos caballeros que quisieron defenderle, Garcí Fernández Sarmiento y López Arnarez de Hermosilla. El 2 de noviembre el rey anunció al pueblo haberlo mandado matar por traidor. El principal instigador de ese crimen fue el Conde Alvar Núñez de Osorio, favorito del rey Alfonso XI. Nada más morir Don Juan Manuel, el Conde se apoderó del castillo de Belver y a su vez comenzó a conspirar contra el rey negándose a entregarle los castillos y las posesiones que iban tomando durante la Reconquista. Finalmente en 1328 cuando se encontraba en el castillo de Belver fue asesinado por Don Ramino Flores de Guzmán su vasallo. Ese mismo año el castillo de Belver fue entregado, con todos sus términos, a Don Juan Fernández de Toval. El rey Alfonso XI se apoderó entonces de las vastas posesiones que su favorito Don Alvar Núñez de Osorio tenía en aquellas comarcas.

Todos estos acontecimientos vienen relatados en los poemas de Alfonso XI.

En 1382 el castillo con todos los términos de Belver le fueron concedidos a Juan Fernández de Toval almirante del mar. A finales del siglo XV el castillo sufrió una destrucción casi total como tantos otros reductos feudales ante el nuevo poder de la monarquía centralizadora.

EL MONASTERIO DE SAN SALVADOR

En 1040 se cita por primera vez el monasterio de San Salvador. Fue fundado por Oveco Munioz, el cual había recibido las tierras en recompensa por los servicios prestados al rey Bermudo, de quien había sido caballero. Esta donación aparece en una carta en pergamino que se conserva en el Archivo Nacional donde se precisa que Don Oveco Munioz y su mujer Marina, con sus hijos, le dan al monasterio de San Salvador de Villacete varios lugares y términos del Campo de Toro. Al pie de la donación se ven dos iluminaciones, la primera des las cuales representa a San Salvador y, arrodilladas a sus pies en actitud de implorar, las figuras de Oveco y Marina. Otra, algo más pequeña tiene la efigie de su primer abad, Hermenegildo. A esta primera donación le siguieron otras muchas. Las más importantes fueron hechas el 1° de septiembre de 1040 por Doña Teresa y sus nietos Oveco y Rodrigo, el 29 de marzo de 1095 por Marina Pelaiz, el 2 de mayo de 1099 por Esidero Bilitiz y su mujer Trigidia Moniz y el 13 de julio del mismo año por María Alvarez.

El monasterio fue creciendo y los abades más representativos son: Pelagio, Salvador, Ariulfo y Pedro. El pueblo de Belver debía tributar al monasterio, que llegó a ser dúplice es decir que se componía a la vez de frailes y de monjas, con diezmos y primicias. Pero empezó a perder poder e independencia ya que algunos nobles de los que le habían dado posesiones se las fueron entregando al monasterio de Sahagún de León.

En efecto, en 1103 donaron Ordoño Sarraciniz y su esposa Fronilde a Sahagún la tercera parte del monasterio de Belver y sus decanías. En 1105 le donaron a Sahagún, Pedro Gutierrez y su mujer e hijos, lo que les tocaba a cada uno de  ellos. Lo mismo hicieron Martín Froylez en 1106 y Don Alonso Tellez en 1130. En este mismo año el monasterio de San Salvador y todas sus pertenencias eran ya del de Sahagún. Incluso el propio Papa Celestino III le concedió al monasterio leonés, en 1194, gracias y privilegios que le pertenecían al de Belver. En 1198, el 9 de febrero, el monasterio de San Salvador recibió una importante donación por parte de Esteban Domínguez y su mujer. Dicha donación fue inmediatamente recuperada por Sahagún. Así pues, cuando éste se apoderó del monasterio de Belver, San Salvador era ya bastante rico y tenía unidas a sí las iglesias de Santa María de Belver, San Martín de Villárdiga, las de Bustillo del Oro y otras muchas con sus pertenencias. También poseía el monasterio de San Pedro y San Pablo de Villazaiz.

A partir de la dependencia de Sahagún, Belver minoró el número de monjes en su monasterio y consecuentemente sus rentas.

La figura del rey llegó a ser durante los tres primeros siglos de la Reconquista un agente repoblador decisivo. Se trata de lo que llegó a llamarse la “fase monacal de la repoblación del valle del Duero” y así contribuyeron a la aparición de villas con sus respectivas tierras de cultivo. Este hecho tuvo especial importancia en Zamora donde se multiplicaron rápidamente los monasterios y sus villas, prueba todo ello de consolidar los reinos y organizarlos. Belver de los Montes se ajusta a este marco ya que el pueblo, se desarrolló en torno al monasterio de San Salvador.

En 1208, ante los abusos que cometían los de Sahagún en el cobro de los diezmos y primicias, hubo conflictos con algunos de los monasterios que de él dependían. Éste fue el caso del de San Salvador. Los vecinos de Belver descontentos con lo que debían tributarle, aprovechando una visita que el abad de Sahagún hizo a Belver, se sublevaron contra su monasterio y le ultrajaron. En 1209 intentaron el obispo y el cabildo de Zamora quitar al monasterio de Belver los diezmos que le daba a Sahagún, pero el monasterio salió a la defensiva. Los belveriscos se comprometieron a levantar, en 1214, la muralla de la Villa en compensación por todos los daños causados al monasterio. Pero Sahagún continuó su expansión por la zona de Toro llegando así a chocar de nuevo con los intereses del obispo de Zamora. Éste vino a Belver en 1216, con gentes armadas, entró en el monasterio y lo saqueó. De allí se fue a la iglesia de San Salvador, echó de ella a sus monjes y puso clérigos dependientes de Zamora. El pleito duró hasta 1229 en que se acabó por concordia cediendo el monasterio de San Salvador, al obispo parte de los diezmos con que Belver le tributaba. En 1230 San Salvador volvió, en su totalidad, a manos de Sahagún. Y una vez más se repitieron los abusos en el cobro de los diezmos, a lo cual respondió el concejo con un motín contra el monasterio llamado el “motín de los burgueses” el 6 de marzo de 1231. Ese día los vecinos de Belver se alborotaron contra los monjes y entraron de mano armada en el monasterio devastando todo cuanto encontraron. Fernando III tuvo que mandar tropas para aplacar el conflicto e interceder con el abad D. Guillermo. El rey obligó a los belveriscos a poner las cosas del monasterio en el estado en que las habían encontrado en un plazo de diez años. Tenían además que ir pagando al monasterio en renta lo que dijesen tres eclesiásticos nombrados por el propio rey. La villa de Belver no era la primera vez que había tenido conflictos con los monjes a causa de los diezmos. Esta vez quizás el diez por ciento resultaba intolerable a causa de una mala cosecha y la intransigencia y poca consideración con los vasallos, por parte del monasterio, hizo que los belveriscos decidieran erigirse en concejo y usar la fuerza.

Aún se conserva la carta que el alcalde de Belver recibió de Fernando III en la cual se especifican las órdenes pero sería demasiado largo reproducirla aquí.

En 1278, un tropel de gentes del Obispado de Zamora entró con violencia en las dos iglesias de Belver y destruyeron todo azotando a los monjes que allí había. Se acudió al Papa Nicolás III que nombró juez de esta causa al Abad de San Isidoro de León. Desgraciadamente, no se conserva su sentencia.

Desde este tiempo no hay noticia de que los vecinos de Belver hayan tenido más discordias con los monjes de Valladolid y lograron que se separara de su monasterio. Pero volvió a unirse en 1503 hasta 1782. El monasterio de Sahagún nombró en Belver a dos monjes que hacían los oficios de curas en las dos iglesias del pueblo: San Salvador y Santa María. Estos monjes debían recoger los diezmos y las rentas de Belver así como de los lugares circunvecinos que le pertenecían.  Hasta 1950 hubo en Belver dos curas con sus respectivos sacristanes; éstos fueron quizás los que perpetuaron la tradición del monasterio que debido a todos los acontecimientos conflictivos que vivió fue decayendo poco a poco hasta extinguirse a finales del siglo XVIII. Este monasterio fue sin duda uno de los que más contribuyó a Sahagún.

Hoy en día no queda ningún resto de los edificios del monasterio. En el siglo XIX se construyó, detrás de la iglesia de San Salvador y por consiguiente en la antigua ubicación del monasterio, una casa para el párroco, el Priorato.